Bailar para vivir.
Bailar para comer.
Bailar con los ojos bien cerrados, en todos lados, a toda hora.
Bailar hasta sangrar, por dentro, por los pies. Bailar por placer y por el placer y para dar placer.
Bailar para mostrarte, para mostrar tu cuerpo (como un discurso, como una bandera: bailo porque soy, porque estoy, ahora mismo)
Bailar para que te admiren y para que te detesten y para que te amen.
Bailar para callarte, para decir, para entender todo lo que te estimula y te desconcierta.
Bailar para saber quien sos.
Bailar para no morir.
-Cecilia Rodriguez