La isla de Chiloe se encuentra en la region de Los Lagos en la costa sur de Chile. Los primeros habitantes fueron los Chonos y luego los Cuncos y Huilliches. Estos pueblos adoptaron el catolicismo traído por los conquistadores, pero no dejaron completamente de lado sus propios conocimientos sobre los usos de las plantas como medicina o como veneno. En el año 1880, en Ancud, se condujo el “proceso a los brujos de Chiloé”, en el que fueron llevadas a juicio decenas de personas que declararon pertenecer a una sociedad secreta llamada Recta Provincia. La iniciación consistía en borrar el bautismo lavando la cabeza del iniciado con sangre de recién nacido no bautizado. Luego se le ponía al iniciado un chaleco, el Macuñ, hecho con la piel del pecho de una vírgen muerta, que le permitía volar. Todo esto se lo celebraba con un suculento banquete de carne de “guagüita” asada.
“Disculpe señor, como podemos llegar a la isla de Teuquelin?” El hombre nos miró y dijo entre dientes, “Allá hay brujos.” Los barcos solo llegan a Teuquelín, un islote perteneciente a Chiloe, un dia a la semana o cuando hay una emergencia. Los únicos habitantes son la familia Peranchiguay quienes se dice habitaron la isla hace 200 años. Hoy en dia quedan los mayores, algunas mujeres y cuatro niños. La juventud ha salido, y solo ocho familias sobreviven de su tierra, el mar y la luga, un alga que se cosecha y se vende para hacer shampoo o pañales. Bajo la luz de la luna cruzamos terrenos y bosques obscuros hasta que llegamos a la casa del tío Lucho, quien había muerto hace algunos meses. Nos recibieron Ceci y Misha, y sin conocernos nos trataron como familia. Esa noche también nos visitaron los brujos en sueños.
El árbol familiar de los Peranchiguay tiene tantas ramas entrecruzadas que es difícil decodificarlo. David tiene 86, tataranieto de Basilio, quien se dice fue uno de los primeros de la isla. El tio David estuvo casado con su prima María Orfelinda por 50 años, ella murió hace tres. Todos los dias le prende una vela a la foto de su esposa y todavía le pide permiso cuando sale a algun lado. Lucila, su hija, estuvo casada por veinte años pero su marido resultó mas enamorado del alcohol y no podía tener hijos. A los cuarenta y mas tuvo a su hijo sola y recogiendo luga se construyó su casa.
La madre de Abdón, tia de David, nació en un barco que venía de Punta Arena a Chiloe. El aniversario de su muerte fue celebrado con rosarios, chicha de manzana, prieta, milcao y mucha carne de cerdo, vaca y gallina. Durante los rezos se convocó a toda la familia de la isla y de fuera. Abdón se casó a la vejez con su prima Edna y adoptaron a Brian, a quien le dieron todo. Brian nunca llegó a los festejos. Abdón realizó su fortuna rentando cuartos a los trabajadores de las salmoneras que habitaron en un tiempo la isla. Hace unos años vino una enfermedad que mató a todo el salmón y al negocio de Abdón.
El Varguita, otro primo, vive solo. Dicen que hace tiempo se enamoró de una niña a la que le prometió casarse y no le cumplió. Ella se fue para la cordillera y nunca volvió. El tomo mucho por esto, tuvo otros hijos pero nunca se hizo cargo. Nadie lo viene a ver. Hace unos dias se cayó estando “curado,” y no ha podido pescar desde entonces. El otro solitario, Nolo, es primo lejano. El realiza trabajos para todos los de la isla a cambio de techo y comida. Nadie pregunta porque está en la isla ni de que huye, habla poco y su mirada se pierde en el horizonte.
La abuela, Dorila, casada con el ahora difunto Augusto Peranchiguay, tiene 85 y disfruta de tomar hierba mate en la mañana y tarde. Recuerda que la costumbre vino en los años 60 cuando hubo un terremoto en las islas y parte de las donaciones para los damnificados fueron sacos de hierba mate que llegaron de la Argentina. Su nieta, Doris, es vecina de Andrea. Las dos tienen hijos varones de la misma edad y el mismo padre. Andrea vive con el papá del niño y con su suegra Celmira. Luego de huir de un marido abusivo, Celmira se juntó con Manuel de 95, el mas antiguo Peranchiguay. Manuel tiene una tos crónica y pasa sus dias sentado cerca a la cocina de leña que calienta el hogar.
El tio Alejandro sale en su canoa a remo para buscar a su hija Claudia, de nueve años, a la otra isla donde estudia en un internado. De regreso, les acompaña una ballena quien nada junto a la pequeña embarcación. La madre, Norma, espera en la orilla con la mano en el pecho rezando para que lleguen a salvo del animal. La tia Norma trabajaba de empleada en la Isla Desertores donde los Peranchiguay fueron a la escuela. Muchos años mas tarde, el destino la llevó a Alejandro y tuvieron una niña aunque los doctores le habían dicho que no era posible por su avanzada edad. Ellos viven de la cosecha de la papa y del amor de su niña en la casa del faro.
Los hermanos Fauri y Cito viven apartados de los demás y los conocimos solo en sueños. Casi nunca salen a la luz. Se dice que gustan mucho de la chicha de manzana y que se hunden en su dulzura. Cuando alguien cruza por su casa, salen endiablados dos perros negros a mostrar sus colmillos. De vez en cuando se ve humo salir de su cocina , como si de pronto se acordaran de que hace frio. Su vida y secretos, como los de todos los demás, flotan en las islas del sur. Cada personaje con su historia única y a la vez universal a todas las familias embrujadas de latinoamerica.